La otra sorpresa del otoño en el Campo Grande es la Pérgola. Sus colores, compartiendo el vacío de un espacio que en verano está a rebosar, emocionan por su belleza. Pocas palabras. Dejarse estremecer por el ciclo de las estaciones. Mudez ante el exquisito acontecer de la agonía de las plantas. Mirar y disfrutar las tonalidades cambiantes. Antes de que las hojas desaparezcan del todo.
Vallisoletano, dime que es cierto. Que esos colores existen. Que la belleza efímera pero intensa es doble belleza. No me lo pierdo.
ResponderEliminarElvira.
Está bonita la ciudad ahora con estos colores.
ResponderEliminarEsta mañana paseando por el Parque Patricia el espectáculo era inigualable. Un manto de hojas lo cubría todo. De pronto se levantó un poco de viento e hizo que de los árboles empezaran a caer pequeñas hojas como si de una nevada vegetal se tratara.
Han sido unos pocos segundos, pero realmente deliciosos.
Un saludo.
Era yo. Por lo visto Anónimo debe de ser mi tercer apellido.
ResponderEliminarÁngel. Tengo pendiente acercarme hasta Pajarillos. Mientras, exploto al máximo mi mirada del parque central. Lo de hoy era asombroso. Ese viento que ha soplado fuerte, acompañado de la lluvia, ha tapado literalmente el Campo Granbde habitual. La caída de la hoja en masa. Es lo que dices tú y que yo he comprobado hoy. Bestial.
ResponderEliminarUn abrazo.
La primera foto es magnifia
ResponderEliminarEh, Bati, cuánto tiempo. Es que los colores de ese día eran impactantes y únicos. El Campo Grande es el Jardín de los Secretos (además de las Delicias)
ResponderEliminarSigue mirando. Un beso.