diario de un vallisoletano curioso

sábado, 26 de junio de 2010

¿Quién se cree la publicidad?


Hay publicidades que a veces no sabe uno cómo interpretarlas. Lo que se machaca o se pretende machacar, ¿qué es realmente? ¿Un precio que era abusivo y que ahora se ven obligados a reducir? Si es así, ¿lo es por efecto de la pérdida de valor de los sueldos, porque era ya alto o porque no venden lo que desean? Si el martillo golpea el símbolo euro, ¿no da la impresión de que se golpea directamente la capacidad adquisitiva del bolsillo del ciudadano? Confusa publicidad. Antes se decía directamente: rebajamos, y punto. Iban de frente. Estos eufemismos pretendidamente agresivos no sé hasta qué punto camelan. Claro que hay gente muy incauta aún. A mi me recuerda aquel gesto infantil de romper el cerdito de barro para disponer de los ahorros. ¿Nos obligarán los dictadores del mercado a llegar hasta ese punto? La publicidad se basa en la asociación subconsciente de ideas. No es tanto lo que dice expresamente como lo que sugiere. Hace tiempo que uno desconfía de las rebajas por sistema. Nunca sabremos los ciudadanos consumidores cuánto subieron antes los industriales, distribuidores y comerciantes el valor precio de una mercancía con el fin de obtener más margen de ganancia respecto al valor del coste efectivo. En esa diferencia radica el truco de la rebaja. Cuando no en la fabricación expresa para venderse a bajo coste haciéndote creer que se rebaja. Ya el refrán asevera que nadie da duros a cuatro pesetas. Demasiado noble el martillo, en una iconografía que recuerda la de las vanguardias soviéticas del siglo XX. A mi vecino, que además es un paseante observador y chistoso, le ha llamado la atención el publicitario y se pregunta si no habría que golpear con el martillo en otra dirección. Es así de bromista y no sé hasta qué punto de ingenuo.

4 comentarios:

  1. Uy, seguro que sí hay que golpear en otra dirección, muy clarita.

    Parece que nos toman por tontos, en efecto, como que no supiéramos leer imágenes a estas alturas.
    Pero no es que seamos o no tonto: es que, y en estat ciuad se ve muy bien, los que encargan esta publicidad y los publicistas que la llevan a cabo, esos... si no tontos, son bastante ignorantes.

    Me temo que de muchas empresas publicitarias han quedado por aquí los que reciben encarguitos de sus instituciones tanamadas.

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  2. La cuestión está en provocar la mirada, aunque sea pàra ver algo cutre y de mal gusto. Cualquier cosa vale para evitar la indiferencia.

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  3. Casilda. Lo curioso es que quieren representar el papel de castas, amables y partidarios del consumidor. Vamos que, casi casi te hacen creer que te lo regalan. Esa campaña corresponde a una cadena de supermercados que supongo que no sólo tendrá tiendas en Valladolid. Pero da igual, están en esa lucha sin cuartel por las cuotas de mercado y son capaces de todo.

    Ay, el martillo.

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  4. Fernando. La publicidad se mueve en un abanico amplio que va de lo cutre hasta lo extremadamente fantasioso. Juegan con la mirada, los deseos y los límites del ciudadano consumidor. Si somos tontos es que es nuestro problema. Medida, hermanos, medida.

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