También pasan manos como ésta, relajadas y horizontales. Manos que han abandonado el oficio por un rato y tal vez indican un destino. Manos que quieren ser manos por sí mismas. Sin el cuaderno de apuntes y los lápices. Dedos que acaso quieren dibujar caricias, aunque éstas no queden en ningún papel ni en ningún lienzo.
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