diario de un vallisoletano curioso

martes, 29 de junio de 2010

El cielo protector

Tal vez sea la iglesia con más pinta de fortaleza. En unos tiempos consolidados en que ya no era necesario que tuviera carácter defensivo real, sí seguía precisando que lo mantuviera en su aspecto simbólico. La institución milenaria que levantó este tipo de obras y representaciones de poder, que no de mero culto, con ayuda de reyes, nobles y señores, seguía exhibiendo aires de potencia y no sólo espiritual. ¿O habría alguna otra influencia esotérica? No olvidemos que bajo esta fábrica donde se suceden estilos de distintas épocas y modas, estuvo instalado el primer alcázar de la ciudad, allá por la Baja Edad Media. El azar o los usos arquitectónicos, más los aires de la Contrarreforma acendrada, propiciaron tamaña pero sorprendente desmesura.

Del inmenso y antiguamente rico conjunto de San Benito -iglesia, hospedería, convento, claustros- hoy me pegaba sobrecogerme bajo el peso oneroso de este enorme pórtico con dos cuerpos y grandes pilares octogonales que recuerdan la entrada a un castillo. Poniéndose uno ahí abajo se percibe más el aura de la omnipotencia. Y el carácter transfigurador que proyecta y otorga la arquitectura a los símbolos, a los ritos y a la clerecía que hace forma de vida de ellos. No me cabe duda de que la cúpula de esta arcada cumple, como es de rigor en el simbolismo cristiano, con la imagen del cielo protector. Cielo protector que dejó de ser consecuente hasta finales del siglo XIX a causa de la Desamortización de Mendizábal.



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