diario de un vallisoletano curioso

jueves, 17 de junio de 2010

Intertextualidad

¿Qué tiene que ver un texto con otro? En principio, nada. O sí, su proximidad, apenas unos escasos metros uno del otro. En la misma acera de la calle Recondo, aunque en tapias diferentes. La de abajo es una placa de obligado cumplimiento porque hay un transformador eléctrico y, ya se sabe, por si alguien anda tentado de forzar la puerta. Igual es sólo para espantar, pero el que avisa no es traidor. La traidora puede ser la descarga.

La pintada de arriba es la última que se añade al muro, donde se deben estar formando estratos sucesivos para que reconstruyan en el futuro nuestra época arqueólogos, epigrafistas, historiadores del tiempo contemporáneo y creativos publicitarios. Es decir, una pared con clase textual y gráfica. Han pasado algunos murales y unas cuantas pintadas sobre su cándido encalado. También la presteza que muestran en ocasiones las autoridades en correr a borrar la expresión que afea y que es una gamberrada, que dirían ellas, es digna de hacerse constar. ¿Afean pintadas de esta guisa o afea la situación generada por la avaricia de ciertos entes planetarios? ¿Dónde se encuentran realmente los gamberros?

Esperemos que un texto no lleve al otro. Que sea una intertextualidad pasajera. ¿Y si no lo es?

2 comentarios:

  1. Buena reflexion.
    A la de arriba la titularia....
    "Las paredes hablan lo que la prensa calla".
    Esta frase la leí en los años 80 y no se me olvidará nunca.
    Salud.

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  2. Bien, Miguel. Te cuento. Yo aprendí a leer paralelamente la escasísima prensa creíble de mi juventud (o a leer entre líneas) con la escritura efímera pero arriesgada de las paredes. A ambos soportes les debo parte de mi conocimiento. Muchas citas de calle tenían más verdad que las plumas periodísticas. Y no te cuento la de sentimiento...

    Salud siempre y un abrazo.

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