diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 2 de febrero de 2011

Farolillos en un extraño bosque


Tal vez se quiso hacer del espacio próximo a la estatua de Colón un espacio japonés simulando un bosquecillo de luminarias. Aunque lo japonés no se vea por ninguna parte (lo japonés está más bien dentro del parque y tiene color verde) Y me temo que se quedó en un campo de experimentación (los ingenieros municipales sabrán) ¿Qué es lo que transmite a los ciudadanos ese conjunto de farolillos sui generis? No se sabe.

Proponer que se consulte previamente a la opinión pública parecerá fuera de lugar. Los que deciden se consideran gestores electos y sospecho que no entienden ya de consultar al ciudadano. Deciden (no sé sabe con arreglo a qué criterios), contratan con una empresa (¿estará ahí el negocio?) y que luego la ciudadanía trague con lo impuesto. Claro, que tampoco tengo claro que a muchos ciudadanos les interese manifestar su acuerdo o su disconformidad al respecto. No son tiempos de sensibilidad que lleven a valoraciones estéticas de las obras públicas.

Estas luminarias conviven a escasos metros con otro tipo de iluminación de suelo. Dirán que se trata de espacios diferentes luego ambientes diferentes. No es verdad. Siempre hubo una unidad armónica en esa zona del paseo exterior del Campo Grande. Aunque acaso demasiado huérfana. Hace un siglo debió existir un kiosko de música, algo que en Valladolid ha desaparecido por completo. Pero en los tiempos más recientes nunca se dio en la clave. Una sensación de espacios no claramente definidos conduce a llenarlos de cualquier manera, aunque no se acierte. El paseo entre la Acera de Recoletos y los jardines del Campo Grande propiamente dicho, y que sería como la avenida peatonal entre las estatuas de Colón y la de Zorrilla, nunca ha tenido un destino muy satisfactorio. Que si aparcamiento durante muchos años, que si canchas de deportes, que si eventos temporales, que si pabellones en forma de restaurantes y oficina de turismo…Ay, los vallisoletanos judíos muertos que yacen bajo las tripas del asfalto deben ser ajenos desde la proximidad de sus tumbas. Si no, qué dirían.



4 comentarios:

  1. Voto por volver a poner el templete kiosko en el Campo Grande y que se dejen de mas proyectos inútiles y antiestéticos.

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  2. Espiral. Pues no sería mala idea, y no por ser nostálgico, sino porque lo bueno y útil queda. Bandas, orquestas, orquestinas y espontáneos hay y habrá. Solo falta sensibilidad y voluntad de los munícipes. Claro que si hubiera presión y propuestas por parte de los medios vinculados a la música y la creatividad acaso se lograra.

    Ojo, va a haber elecciones este año. No sería mala cosa proponer a los partidos que lo incluyan en el programa (otra cosa es que luego lo respeten)

    Gracias, por tu estímulo.

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  3. Yo también prefiero un templete kiosko a esos palitroques lumínicos, que son como los arbolicos con artefacto defensivo vueltos del revés

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  4. Casilda. Sería cuestión de tantear a la ciudadanía.

    Saludos.

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