No sé si es un homenaje de Ginés al perro hiperdomesticado (excepciones aparte) pero ahí estaba esta tarde su efigie en pleno Caño Argales. De aquellos tiempos de perros callejeros hemos pasado a estos tiempos de ahora en que los canes con hogar son paseados a todas horas por sus amas y amos. Y algunos, a pares. Pequeños y no tan pequeños objetos animados domésticos que se han vuelto tan consumidores como sus dueños. Oh, costumbres.
...me doy por aludido: bien cierto es lo que cuentas sobre el lugar de los animales en nuestras sociedades... hay en la biblioteca un catálogo “La Imagen del Animal. Arte Prehistórico-Arte Contemporáneo” (exposición comisariada por Juan Muñoz para Caja de Ahorros y Monte de Piedad y el Ministerio de Cultura en Madrid en 1983) que no tiene desperdicio y arroja mucha luz al respecto. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Ginés, por la pista. Es que es un tema el de la domesticación de la domesticación (¿o robotización?) de los animales que me tiene intrigado. Creo que se están convirtiendo en los alter ego de los humanos. Claro que, a lo mejor, sirve para poner en positivo las caras y los gestos de muchos de estos.
ResponderEliminarUn abrazo.