diario de un vallisoletano curioso
miércoles, 16 de febrero de 2011
Bajo el puente
Perspectivas bajo un puente. Qué diferencia entre la acogedora sillería de un puente romano o medieval, por ejemplo, y esta megalomanía de cemento. Y sin embargo, uno le tiene cariño al Puente del Cubo, tal vez porque crecimos casi a la par y jugué en mis años jóvenes en esa orilla. Recuerdo incluso que los chicos más aguerridos (o los estúpidamente osados, con esa audacia irresponsable que da la juventud) escalaban por esa gran arquería, casi formando parte de la luz del puente. Nada menos que 65 metros de luz que visto en la distancia o desde determinados ángulos tiene su valor.
El cemento da una sensación de frialdad enorme, nadie lo duda, y sus lados se prestan a la grafitería cutre y la mensajería que se superpone año tras año, imponiendo pequeñas señas de tránsito y vitalidad. ¿Cabría imaginar en las zonas de cemento del puente más pegadas al paseo una buena pintada tipo trampantojo que diera belleza al cemento y conectara con los márgenes del río? Supongo que ideas no faltarían. Artistas, tampoco. ¿Pero sería compartida la pretensión por toda la ciudadanía y por los munícipes?
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Hola. La verdad es que esta obra suscita sensaciones contradictorias. Ignoro si es el material o qué. Por una parte el cemento pega fuerte a la vista, y por otra si te fijas en el trazado interior te atrae algo, no se qué. El trazado es espectacular, debe ser eso.
ResponderEliminarDe la parte superior que no sale aquí, por donde ciruclan coches y peatones mejor no hablar, es muy vulgar y poco atractiva.
Muy bien tu blog, un saludo de Felipe.
En efecto, la parte superior está en obras, pero ignoro si solo por medidas de seguridad o de cambio estético, cosa que dudo. Por lo demás, comparto tus dudas y tus aseveraciones.
ResponderEliminarGracias por tus ánimos, Felipe.
Un abrazo.