diario de un vallisoletano curioso

viernes, 11 de febrero de 2011

Las dudas de una dieta en el Campo Grande





¡Albricias! Al fin nos ponen ensalada…





El caso es que no la sirven muy aliñada que digamos.





Así no me va. Ahora que no me ve nadie dejo el plato entero.





Y mira que me pica el gusanillo…





Me han educado para que no me siente sobre el plato, pero es que está tan fresquito…





En fin, creo que una buena siesta no me la quita nadie…




…por lo menos hasta que venga algún jubilata o el pesadilla de un niño a amargarme el sueñecito.






Dedicado a Álex que ha cumplido hoy cuatro años.


4 comentarios:

  1. Qué envidia. Qué lejanos quedan los tiempos del tiovivo de hojalata.

    Que lo disfrute.

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  2. La charla que se trae el pato es muy simpática. Ya me barruntaba yo que los animalillos hablan consigo mismos. Y yo también quiero un tiovivo de hojalata de cuerda

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  3. Así es, Anónimo. Para algunos sí. Pero hay juguetes que no carecen de interés en su sencillez, a pesar de tanta electrónica.

    Bienvenido.

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  4. Casi, desde luego que los patos son unos grandes narcisistas. Todo el día en el charco...

    Ya sabes, a pedir el tiovivo a algún alma generosa del entorno. Seguro que responde.

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