diario de un vallisoletano curioso

jueves, 29 de octubre de 2009

Acaramelada


Lo peor no es que esté cerrado, que ya lleva tiempo así y dispuesto al traspaso. El lugar no debía ser precisamente bueno para vender. ¿Quién recuerda que hace muchos años estaba enfrente, junto a la verja de la vía, en la calle de la Estación? Desde que fue trasladado encima del túnel de coches y con la nueva ampliación del túnel peatonal que va a salir más adentro de la calle Labradores, el quiosco fue pasando más inadvertido. O acaso porque hay otro floreciente al otro lado del ferrocarril, ya en las Delicias.

Lo peor es que hace bonita la pintada, ya consensuada cuando aún estaba abierto, y cualquier día la levantarán. Entonces, adiós a la desafiante modelo juvenil saboreando el caramelo. Porque ¿a que se agradece ver algo más formado que el simple y pobre narcisismo de los grafitos? Y es que los competitivos chavales que pringan cada palmo de nuestras puertas y paredes con sus torpes garabatos no dan para más. Se les puede sugerir que propendan más bien a crear un mínimo de arte. Y de manifestar su rebeldía bien estaría que canalizaran sus inquietudes con certeras críticas hacia un sistema que les va dejando en la estacada o sólo les va a utilizar cuando la necesidad de mano de obra lo requiera.

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