diario de un vallisoletano curioso

viernes, 8 de abril de 2011

Postal de Valladolid


Perspectiva de otra época y lugar. El tiempo, detenido. En mi juventud el encalado de la calle era el blanco, descascarillado y con pátina, pero blanco. No sé si estos colores de ahora están fundamentados en los cronistas e historiadores. O si se trata de ocurrencia de los técnicos municipales. Son diferentes. Un tanto carmelitanos más que siena. Pero el ángulo hace creer que la calle permanece. Los muros de los dos conventos son los pilares de la estructura vial. Sin ellos, la barbarie urbanística tardofranquista se la habría cargado. Literalmente. Calle de Santo Domingo de Guzmán. Historia. No sé si en estado cuasi puro o de tendencia a parque temático. Pero me sigue produciendo admiración.


2 comentarios:

  1. Rezo para que al menos esa pared contínue de un solo color porque por algunos lugares de aquí no hay pared de ese tipo que no haya recibido molestos "autógrafos".
    Saludos.

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  2. No creas, que ya tiene un grafiti, menor, pero lo tiene. ¿Existirá el delito por razones estéticas? Se aplicaría tanto al espontáneo desaprensivo como a la autoridad que diseñara de manera chunga un entornro bello de por sí. Y si te soy sincero, me preocupa más la autoridad, entregada como está a comprar objetos para ponerlos innecesariamente por todas partes o diseñar espacios caros para marcos sencillos. Será por aquello del negocio con los amigos.

    Un abrazo de finde, Vitesse.

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