A veces los rompecabezas de Ginés están cargados de pasión. Debe ser porque debajo había otros carteles que anunciaban una comedia salvaje. O él iba preparado para una transgresión y se encontró con que otro había llegado primero. Como siempre, en el bolo del Caño Argales. Espectacular.
Y lo que más me gusta es que no es el beso de gente joven y guapa a la que nos tienen acostumbrados todas las publicidades: es el beso de gente de edad, gente real, la que vive en el barrio y se besa, aún, desapercibidos, inexistentes para todo la tontería de los medios
ResponderEliminarGente del barrio podría ser. Pero no creas que uno ve tantos besos de gente edad. Así que está bien que al menos se represente el ritual en efigie. Por cierto, hoy ya no estaba. El acaparador que trabaja para los conciertos de la Junta se cree el dueño del mambo, digo del bolo. Y digo yo si no podría respetar el trozo que el artista diletante toma de vez en cuando. Señor, qué avidez.
ResponderEliminarUna captura muy oportuna.
ResponderEliminarSaludos.
Pues sí, Vitesse, porque dura unas horas; a veces, un día, según sea fin de semana o no.
ResponderEliminarSaludos.
Esto tuyo con el bolo del Caño Argales es pura arqueología urbana. Merecería que el autor supiera que su obra perdura más de lo que él cree. ¡Bravo!
ResponderEliminarLo sabe, lo sabe, conoce este blog: si investigas los enlaces del blog píllala, encontrarás alguno de sus blogs.
ResponderEliminarMiguel, es que paso muchos días y me lo encuentro. Y como es tan efímero, si llevo la cámara queda registrado. El autor sabe que sale aquí, le pillé in fraganti una tarde.
ResponderEliminarGracias.
Bueno, la sociedad de Casilda ha respondido por mi. Gracias, Casi.
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