diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Por su mala cabeza


No deja de ser sorprendente. Pierde la cabeza el santo y en su lugar una concha marina se convierte en la nueva testa. La Asociación Familiar Rondilla recuperó hace no muchos años este arco, que era la entrada a la antigua y seguramente amplia y fecunda huerta del convento de San Pablo. Creo que se llamó la Puerta de los Carros. Ese rescate acompañó a la creación de un pequeño parque junto a la primera fila de casas del barrio, haciendo más agradable el acceso. Y descongestionando y embelleciendo el entorno. Por la otra parte, mirando hacia San Pablo, queda la trasera del Instituto Zorrilla y lo que ha sido la Residencia hospitalaria hasta hace poco. Ese vial, que separa la arquitectura institucional de los primeros edificios de la Rondilla, ha sido siempre bastante agresivo. Amplio y de doble sentido es como una frontera entre el centro y el barrio, cuando apenas son unos metros los que hay en juego. Por eso fue un acierto recuperar elementos arquitectónicos como la Puerta o escultóricos como el león de piedra, y añadir una zona verde para tomar la calle por parte del vecindario sin los riesgos de la circulación. No es ésta la estación del año más propicia para contemplar el jardín, pero creo que, como gran parte de las iniciativas surgidas de la asociación de vecinos, tiene su mérito y su valor.


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