diario de un vallisoletano curioso

lunes, 11 de octubre de 2010

Los que perdieron la cabeza


¿Por qué será que me desasosiega ver estatuas sin cabeza? Y mira que las hay. ¿Será por esa sensación de que si no ves el rostro es como si no ves al hombre? Porque por mucho que la iconografía se empeñe en colocar en una hornacina al santo, al evangelista o a una de las personas del dios, lo cierto es que los rostros son humanos siempre. Y definen el cuerpo. Y por lo tanto la personalidad y el ser.

Por otra parte, cuando me encuentro con esculturas acéfalas me pregunto por las causas. De pronto imagino de todo. Incuria del tiempo, desgaste del clima, la mano física de los iconoclastas, una invasión guerrera, los bárbaros de dentro, el gamberrismo de los próximos, el latrocinio de alguien que va corriendo a vender al anticuario, una deficiente o mala restauración…En el caso de estas imágenes de la fachada de San Pablo, puede pasar de todo. Cierto que estuvieron las tropas napoleónicas -creo que tuvieron cuartel general en Valladolid- pero lo fácil es echarles la culpa. Eran los invasores y además laicos, luego la justificación parece servida. Pero no para mí. Si uno no supiera de cómo se han vendido rejas, esculturas, fachadas, claustros y hasta iglesias enteras de Castilla a coleccionistas de otros países, la ingenuidad lo explicaría todo. Incluso en época del ínclito caudillo que dominó en España durante cuarenta años se sacaron, legalmente y en connivencia con autoridades civiles o eclesiásticas, obras de arte de nuestro país.

En fin, que el caso que fotografío no es único. De hecho, uno de mis pasatiempos favoritos cuando me planto ante un monumento rico en expresión escultórica es comprobar y comparar cuánto está entero, cuánto demediado, cuánto troceado, cuánto inconcluso. No, no me agrada. Pero nada se puede hacer contra el pasado. Sí se puede hacer por consolidar lo que hemos heredado, y en este sentido la obra de recuperación de la fachada riquísima de San Pablo parece buena. El tiempo hablará. Por cierto, ¿se han dado cuenta de que de las cuatro imágenes, tres pertenecen a mujeres, supongo que santas, vírgenes o advocaciones variadas, pero mujeres? ¿Por qué será que precisamente les falte la testa a ellas?



2 comentarios:

  1. Es verdad: a veces uno piensa que ya estaban sin cabeza antes de que las descabezaran.

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  2. Puestos a pensar, ¿verdad? Pero no creo que estas esculturas las hicieran por retazos. Y es que nos acostumbramos a todo. Yo nunca admitiría que la venus de Milo tuviera los brazos aunque rescataran los auténticos y se los transplantasen. En su mutilación está su identidad (exagero, supongo)

    Gracias, Pedro.

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