diario de un vallisoletano curioso

domingo, 31 de octubre de 2010

Últimas expresiones murales


Siguen cundiendo las pintadas callejeras. Las de calidad, las que no molestan. Descubro algunas no tan recientes en Parque Alameda, que muestran gran sentido lúdico, y además están realizadas con mucho colorido y buena factura artística. Se distinguen enseguida, ¿verdad? Otras revelan mucho ego, como la que está trabajada con plantilla (por Pedro Lagasca) Me pregunto si será la efigie del mismo artista o acaso de algún divo al que admire. Las hay en plan caricatura, como la risueña y de trazo único y seguro, esa del chico de la gorrilla que anda por Guadamacileros. Luego, la reivindicativa de bicis que no es sino alfabeto latino tajante y sonante, en una obra de la misma plaza Fuente Dorada. Y las hay más firmes y radicales, con hondo contenido político y meramente textuales (por la zona de Avenida de Irún y Plaza del Ejército) Toda una manifestación pacífica antisistema.

Sigo pensando que los muros de la ciudad continuan siendo expresión viva, aunque las ideas e intenciones no sean muy nuevas. Alguien me comentaba el otro día que había descendido considerablemente la acción de la mano de firmas fáciles que pintarrajean escaparates, portales o paredes. Esas que compiten con otras por la última pared estrenada, a ver quién llega primero o quien copa su distrito. Desde luego, prefiero las obras de arte o las frases de rebeldía cívica a los simples tachones. Puede que haya ego en todas ellas, pero al menos denme un ego ilustrativo, colorista o conceptual. Algo que me proporcione placer al mirarlo o me haga reflexionar.


viernes, 29 de octubre de 2010

El cazador, cazado

No hay vez que no pase ante el fotógrafo en bronce que no me pare. Y que no pose ante él. Es un tic, un instante fugaz. Inevitable. Es como si estuviera viendo todavía en aquel espacio a algún miembro de la familia de los Muñoz, que sirvieron durante distintas décadas a la fotografía callejera. Ya se sabe, decenas de paisanos y foráneos desfilaron ante su objetivo antiguo. Militares y chachas, las familias con los niños, la gente en domingo. Por más que he buscado una fotografía de mi infancia salida de la factoría Muñoz no la he encontrado, pero sé que estará por algún cajón.

No puedo evitar tampoco rodear al hombre y su cámara de trípode. Una corporeidad metalizada que me atrae, y que siento cálida y entrañable. Eduardo Cuadrado, el escultor vallisoletano, especializado en figuras de calle, hace de esta figura una extraña representación fantasmagórica, inquietante y tierna a la vez para un pulso con el recuerdo. No tanto por el significado, que es obvio, sino por las formas que se diluyen y por un cierto expresionismo que se atempera en este caso para rendir un claro homenaje al fotógrafo del Campo Grande. Esta vez quiero ser yo quien atrape la escultura desde todos sus ángulos. Al final creo que no lo he logrado. Siempre es más poderoso el hombre de la lona sobre la cabeza, y esa mano que sobresale reclamando la atención y dispuesta al clic.

jueves, 28 de octubre de 2010

El último maquillaje del Pasaje Gutiérrez


Nuevo maquillaje para el Pasaje Gutiérrez. No será el último. Aunque la clave de este espacio espectacular y céntrico no es tanto una mano de pintura más o menos frecuente como la ocupación de todos y cada uno de los espacios, sean locales o pisos. Probablemente, si no fuera por los cuatro bares que hay en su territorio, el lugar permanecería más olvidado. Y entonces, más abandonado. Con desigual fortuna, se han sucedido comercios de diferente género y, que yo sepa, el que más dura es el de enmarcado y obras de arte. Y mira que es un lugar atractivo y con encanto, y mejor situado imposible, entre Fray de Luis de León y Castelar. Pero los vientos comerciales de las últimas décadas han ido por otras calles e incluso por otros espacios comerciales de masa, alejados del centro. Marcado ya en su origen, el Pasaje Gutiérrez, que pretendía emular en escala modesta la moda de los pasajes comerciales grandiosos de las más importantes ciudades europeas de finales del siglo XIX, nunca prosperó como espacio de negocio de los comerciantes vallisoletanos. No obstante, tal vez no ha llegado aún su hora. Los vientos de cambio de usos y costumbres a veces son impredecibles. Bueno, es un sueño y un deseo, pero déjenme ser positivo y esperanzador.

miércoles, 27 de octubre de 2010

Leonardo Sbaraglia

Lo bueno de pasear estos días por la ciudad, y más si lo haces en el entorno del Teatro Calderón, es que puedes encontrarte a los cómicos y a los dramáticos de nuestro tiempo. Versión cinematografía, naturalmente. La SEMINCI y el despliegue de la troupe de directores, actores y demás que vienen a cuenta de las películas que se exhiben, propicia este tipo de encuentros callejeros casuales. Leonardo Sbaraglia debía ir camino de la presentación de la última película en la que trabaja, Sin retorno, y le pillaste a punto de caer en las redes de los medios.



martes, 26 de octubre de 2010

La puerta al paraíso...de la información


Es una puerta exquisita. Por ella se accede a un espacio de cultura vastísimo. Por lo tanto a un territorio de información secular. Las hojas de la puerta están talladas con una simbología rica y precisa. La obra de un escultor y ebanista de manos delicadas que ejecutó un mundo de significados muy concretos. Probablemente lo que en el siglo XV se consideraba axial en la tradición y gobierno cristiano: la fe y el conocimiento. Pero si el primer elemento ya está extensamente representado en todas las obras de la cristiandad, el segundo lo estaba en menor medida. Y sin embargo, las entidades que polarizaban el estudio y el conocimiento ya existían a lo largo de la Edad Media, más allá de los monasterios, llámense Universidades o Estudios Generales.


Sospecho que en la puerta de entrada a la Biblioteca del Palacio de Santa Cruz se recogen estos conceptos, exaltándose a través de dos mentores fundamentales como fueron San Agustín y Santo Tomás. ¿Son las flechas que figuran en estos relieves las de la pasión por el conocimiento? Probablemente con un matiz: era su concepto de sabiduría, el de aquel tiempo y el de aquella ideología que dominaba el orbe occidental. También podemos ver la representación del Ave Fénix, aquel ser mitológico que se habría salvado de la expulsión del paraíso por no haber probado el fruto prohibido (luego el ansia de conocer y de distinguir moralmente) y al que se le concedió el don de la inmortalidad y del resurgir de su propia destrucción. La mitología, que nunca es inocente, y menos en un sistema de ideas tan sincrético y de apaño como el cristiano, ensalza precisamente un ser que jamás habría pretendido conocer, saber, distinguir.


La belleza del detalle de la puerta, seguramente tan escasamente conocida por los vallisoletanos, no es más que el acceso a un paraíso mayor.



lunes, 25 de octubre de 2010

El Patio de Santa Cruz, de estreno

Han desaparecido ya los andamios, los telones y las obras. Y el patio de este palacio del Renacimiento se nos muestra como si hubiera renacido. Bueno, la limpieza generalizada de la piedra lo ha dejado demasiado aséptico para mi gusto. Y es que, aun asumiendo que sufría un considerable deterioro, aquella pátina del tiempo tenía un no sé qué que le daba una belleza especial. Como si se tratara de un valor añadido. Ahora, la sensación que tienes es la de que lo hubieran terminado de hacer. O una aproximación. Los tratamientos de la piedra son radicales y sumamente duros. No sabes si ha quedado como al principio o han quitado más superficie de la debida.

La obra de drenaje del subsuelo ha debido ser contundente. Debajo hay una obra de ingeniería de origen francamente buena. El pozo recogía las aguas de lluvia que se deslizara a través de las gárgolas. Se ha recuperado pero, muy a pesar de los que hemos conocido el suelo de losas de piedra históricas, ahora se ha colocado otro suelo de diferente material que recuerda más el piso de un espacio comercial que de un palacio de la solera del de Santa Cruz. Por cierto, ¿qué habrá sido de la colección empedrada que han desmantelado?

Aún queda una parte importante de reforma en los pisos superiores, pero supongo que es cuestión de presupuesto y que todo llegará. De momento, disfrutemos de esta obra armónica y no tan severa como puede parecer a primer avista. El palacio concentra demasiados tesoros y está abierto gran parte del día no sólo para los visitantes foráneos sino para los paisanos, que deberíamos ser los primeros interesados en pasearnos por él.


sábado, 23 de octubre de 2010

No todos piensan como él

Dicen que funcionó por sms. Dos horas antes de inaugurarse la SEMINCI había congregados muchos vallisoletanos ante el Teatro Calderón. Molestos por una nueva actitud desafortunada del alcalde, estaban dispuestos a hacérselo saber. Que la discrepancia con el que no piensa como tú no se expone denigrando, decía un hombre mayor. A este hombre, refiriéndose al alcalde, le pasará como el refrán: por la boca muere el pez, comentaba otro de los manifestantes que llevaba su niño en brazos. Un alcalde debe mantener altura política y éste la perdió hace tiempo, opinaba una mujer de mediana edad. ¿No se darán cuenta, él y los de su formación política, que siempre que sale su nombre en los medios es para desprestigiar a la ciudad?, comentaba otro más. No, que no se vaya. Que sean los votos quienes decidan el año que viene, me sorprendió la opinión de una veinteañera. Lleva años metiendo la pata y no sabe mantener ni las formas, salvo las autoritarias, que le salen por los poros, decía una pareja. Luego llegó el desfile de actores, algunos de los cuales -Luis Tosar, Iciar Bollain, Karra Elejalde- hicieron con los pulgares levantados gestos de solidaridad hacia los ciudadanos enfadados. Es emocionante ver que hay una sociedad viva que exige pacíficamente y que no calla. Que, en definitiva, hace por salvar la imagen de la ciudad.