diario de un vallisoletano curioso

jueves, 22 de marzo de 2012

Una vuelta por La Pilarica



La Pilarica fue durante un tiempo uno de mis barrios de infancia y posteriormente también de juventud, aunque por quehaceres diferentes. Lo conocí cuando aún no había llegado el asfalto ni esa antiestética alambrada que cerca la longitudinal del tren. Porque La Pilarica es un barrio obrero dividido en dos por el ferrocarril. En su tiempo, una especie de arrabal de la ciudad, al que se añadió el barrio Belén, si bien éste, más recoleto, queda solamente a un lado de la vía.

Las fotos que se muestran aquí corresponden al corazón del barrio, a lo más antiguo. Sabido es que en los últimos años se ha construido en una zona más amplia, más allá de la carretera de Circunvalación (ahora Paseo de Juan Carlos I), lo que se llama Plan Los Santos-Pilarica. Un tanto parado por efecto del estallido de la burbuja inmobiliaria.

La iglesia, de principios del siglo XX, se convirtió en el icono por excelencia del barrio, compartiendo simbolismo con las vías del ferrocarril. En esa vuelta que me he dado por el barrio he podido comprobar que la imagen y tipología de edificaciones en sus calles ha cambiado un poco. Hay casas nuevas, respetando las alturas de las primitivas molineras y persisten, como en toda la ciudad, las típicas viviendas de la década de los sesenta. Todavía se ve la huella del reclamo reivindicativo en algunas pintadas. Muchas de sus mejoras han sido batalladas por la Asociación Familiar desde los años previos a la transición.

 

















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