diario de un vallisoletano curioso

martes, 13 de marzo de 2012

Poesía en la calle



Francamente, la fachada del Penicilino es un poema. Para quienes lo hemos conocido de toda la vida, habitándolo otro público, transcurriendo otros tiempos, dándole a la cháchara con otros taberneros y siendo una tasca diferente, el Penicilino sigue siendo un lugar doblemente entrañable. Pero no se trata hoy de hablar de él, sino traer aquí un poema de su pizarra. Sé que la pizarra poética del Penicilino reclama por sí sola. Esto es lo que algunos denominan pequeñas intervenciones urbanas. Yo diría: cuando todo lo pequeño es hermoso. Porque frente al derroche ostentoso que se ha practicado y se practica con dinero público, por aquello de la imagen aparente de la ciudad para pescar turismo, se pueden hacer iniciativas menores pero dotadas de sensibilidad y belleza. Tal vez sin coste o con mínimo gasto.Y directamente ejecutada por la mano ciudadana. Que, al final, lo que gusta y sorprende a los visitantes son estas pequeñas cosas.



2 comentarios:

  1. cuanta genialidad suelta en la calle.

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  2. Gracias, Tominad, por pasarte. Hay más ideas, y gratis, de lo que las autoridades se creen, que a veces toman a sus conciudadanos como súbditos, cuando no como tontos.

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