Tenía ya ganas de ver limpios y accesibles los escasos restos antiguos de la otra orilla del Pisuerga, cerca del Puente Mayor. Parece mentira que esto que vemos ahora, afortunadamente recuperado, sea lo que queda del palacio y demás instalaciones que los últimos Austrias tuvieron como mansiones veraniegas de recreo. Cuesta creer que sobre esos lienzos de piedra y ladrillo se alzaran dependencias donde se atesoraban cuadros que habrán acabado en El Prado o vaya usted a saber dónde, que el entorno estuviera formado por huertas y jardines, que desde esa orilla se pusieran en marcha fiestas de toros en el Pisuerga para solaz y recreo aristocrático de la Corte. Por si alguien quiere ampliar la información sobre el tema, hay algo interesante en el siguiente enlace:
http://domuspucelae.blogspot.com/2009/06/historias-de-valladolid-el-palacio-de.html
Esta semana se nos ha ofrecido en la prensa la foto de la autoridad correspondiente -tal pareciera que si no hay foto no hubiera habido obra, vieja costumbre narcisista, mejor dicho, electoralista, de nuestros gestores- mostrando la disponibilidad cívica del lugar. La recuperación de los escasos pero dignos restos de piedra del antiguo Palacio de la Ribera ha generado un paseo más bien corto, que nace un poquito más allá del puente del Poniente y va hasta una zona ajardinada que existe ante el edificio Duque de Lerma. Es un paseo de tierra, con barandillas protectoras del último desnivel del río, con iluminación y bancos. Esperemos que el gamberrismo inútil no la tome con el lugar.
Pero el paseo es también un doblete, porque a continuación está lo que queda de la primera central térmica que suministró electricidad a Valladolid, a finales del siglo XIX. Gracias a la afortunada existencia de un panel tenemos información sobre el significado de esta fábrica, de la misma manera que otro indicativo nos cuenta cómo en presencia de Felipe III se hicieron en el Pisuerga pruebas de los primeros ingenios de buceo. Quién lo iba a decir, con lo poco que luego ha cundido el desarrollo y la investigación técnica en estos pagos.
Paseo recoleto, agradable, un tanto apesadumbrado por los grandes edificios que en la parte superior de esta terraza del Pisuerga han cundido de treinta y cuarenta años para acá. ¿Estarán sus cimientos clavados en los restos de las antiguas estancias reales? Si algún constructor lo cantara…