diario de un vallisoletano curioso

domingo, 30 de enero de 2011

Restos de naufragios


Tenía ya ganas de ver limpios y accesibles los escasos restos antiguos de la otra orilla del Pisuerga, cerca del Puente Mayor. Parece mentira que esto que vemos ahora, afortunadamente recuperado, sea lo que queda del palacio y demás instalaciones que los últimos Austrias tuvieron como mansiones veraniegas de recreo. Cuesta creer que sobre esos lienzos de piedra y ladrillo se alzaran dependencias donde se atesoraban cuadros que habrán acabado en El Prado o vaya usted a saber dónde, que el entorno estuviera formado por huertas y jardines, que desde esa orilla se pusieran en marcha fiestas de toros en el Pisuerga para solaz y recreo aristocrático de la Corte. Por si alguien quiere ampliar la información sobre el tema, hay algo interesante en el siguiente enlace:

http://domuspucelae.blogspot.com/2009/06/historias-de-valladolid-el-palacio-de.html



Esta semana se nos ha ofrecido en la prensa la foto de la autoridad correspondiente -tal pareciera que si no hay foto no hubiera habido obra, vieja costumbre narcisista, mejor dicho, electoralista, de nuestros gestores- mostrando la disponibilidad cívica del lugar. La recuperación de los escasos pero dignos restos de piedra del antiguo Palacio de la Ribera ha generado un paseo más bien corto, que nace un poquito más allá del puente del Poniente y va hasta una zona ajardinada que existe ante el edificio Duque de Lerma. Es un paseo de tierra, con barandillas protectoras del último desnivel del río, con iluminación y bancos. Esperemos que el gamberrismo inútil no la tome con el lugar.


Pero el paseo es también un doblete, porque a continuación está lo que queda de la primera central térmica que suministró electricidad a Valladolid, a finales del siglo XIX. Gracias a la afortunada existencia de un panel tenemos información sobre el significado de esta fábrica, de la misma manera que otro indicativo nos cuenta cómo en presencia de Felipe III se hicieron en el Pisuerga pruebas de los primeros ingenios de buceo. Quién lo iba a decir, con lo poco que luego ha cundido el desarrollo y la investigación técnica en estos pagos.

Paseo recoleto, agradable, un tanto apesadumbrado por los grandes edificios que en la parte superior de esta terraza del Pisuerga han cundido de treinta y cuarenta años para acá. ¿Estarán sus cimientos clavados en los restos de las antiguas estancias reales? Si algún constructor lo cantara…







sábado, 29 de enero de 2011

En casa del herrero...


Suele pasar. Aunque también se podría decir aquello de tanto va el cántaro a la fuente…Obras de derribo en uno de los edificios más armónicos de Valladolid. En plena Plaza de Zorrilla. Justo en ese edificio, qué casualidad, vive también el alcalde. En su día se concedió una licencia municipal para convertir en cinco apartamentos los trasteros del edificio, rompiendo la estética original. Algo que denunció la Federación vecinal y que el juez declaró construcción ilegal. Obligando, por lo tanto, a que el Ayuntamiento ejecutara el derribo. Vamos, que encima esto pase en casa del herrero...

Es bueno para la ciudadanía saber que lo que se dictamina en un juicio está para ser cumplido, seas albañil o autoridad. Ahora bien, ¿quién pagará al final los 600.000 euros presupuestados que va a costar la broma de desmontar los apartamentos? Vayan pensando, señores…Los paganinis somos los paganinis. Y para otra vez, que el alcalde y sus ediles tomen nota, lo mediten mejor y no se dejen llevar por misteriosos empecinamientos.




jueves, 27 de enero de 2011

Protesta contra la subida de la luz


Creo que las fotos son suficientemente significativas. Por una parte, un sector de la ciudadanía consciente, repudiando la subida desmesurada de las tarifas eléctricas. Una subida del 9,8% impuesta por las empresas eléctricas y aceptada por el Gobierno. Por otro, a la presencia activa de miembros de las asociaciones de vecinos solo acompañó el actual concejal de IU, Alfonso Sánchez, y el candidato de esta formación política para las elecciones municipales de este año, Manuel Saravia. Ninguna otra sensibilidad política estaba presente, que yo sepa. Más allá, una escasa e insuficiente asistencia de gente para que la reclamación fuera más útil y menos testimonial. Lo curioso del caso es que luego todo el mundo se queja, pero ya se sabe: que den la cara otros. Para sacar conclusiones, vamos. Por mi parte, las asociaciones de vecinos se revelan una vez más como entidades minoritarias, pero sumamente activas. Uno piensa si no será de la poca oposición sensata que existe en este país ante los problemas concretos de los ciudadanos y consumidores. La protesta tuvo lugar hoy ante las oficinas de Iberdrola en Las Francesas.




domingo, 23 de enero de 2011

Mirar de dentro a afuera


Perspectiva desde el atrio de Correos. Aunque no tan frecuentado como hace años, sigue teniendo su pequeña acogida. Y sobre todo, está su permanencia. Ya sé que queda pequeño para la cantidad de efectivos que se sigue moviendo, sobre todo publicitarios o promocionales. Pero el edificio es significativo, es más, ya es historia. Aunque en un momento dado, por exigencias del crecimiento de actividad se trasladara a otro espacio urbano, y éste se dedicara a otros menesteres, siempre será Correos. En la Rinconada.


Lo habitual es que la mirada tenga lugar desde fuera hacia el edificio. El ciudadano va a echar la carta o a entrar por la puerta principal y está de paso. Se fija poco. Antiguamente, en este atrio estaba la pequeña oficina donde ponían los sellos, que otros llamaban estampillas. Cayó en desuso, pero tenía su encanto. Al menos te ponían en el sobre las últimas impresiones de filatelia de la Casa de Moneda y Timbre.

Pero cuando estás en ese atrio, sientes otra cosa. Lo ves como si de un templo se tratara, con sus enormes carátulas en bronce con forma de leones o linces, como si fueran dioses animistas. Esas bocas buzones donde cuando eras niño sentías cierto temor al ir a depositar la carta cogido por tu padre en brazos. La visión hacia la placita, la calle Jesús y el ayuntamiento es otra. Porque ángulos hay por todas partes, y algunos no se suelen tener en cuenta. Pero no son pura geometría, sirven para contemplar el entorno. La arquitectura no es sólo una técnica y sus obras contenedores, donde en sus edificios vive gente o hay oficinas o cultos o espacios culturales. La arquitectura tiene también sentido en sí misma. Sólo te das cuenta cuando te quedas parado, comprobando lo que ves desde una altura y desde una distncia. Cuando haces de la perspectiva algo tuyo también.



miércoles, 19 de enero de 2011

Una reliquia en el Val


Está en la Plaza del Val. Realmente inusual. No parece sino la fachada interior, teniendo en cuenta que gran parte de esa plaza es como un patio abierto de las casas. La entrada debe estar en Platerías. Ese juego de galerías desigual e inarmónico le da un aspecto cutre y de desahucio inminente, aunque lleve así años. Lo más curioso es la forma que adopta esa vertical de galerías, sobresaliendo sobre la base del edificio. Y las sujeciones de esa base, unos puntos de apoyo que crean un vuelo con lejanas resonancias. Sugiere una construcción ancestral. Huele a judío o a castellano antiguo, de cuando uno de los Esguevas pasaba por debajo de esas casas. No conozco otra construcción de esta guisa en Valladolid. Si alguien sabe de qué va esta reliquia, al vallisoletano curioso le encantaría saberlo.



lunes, 17 de enero de 2011

El juego de los siete errores


O también de las diez diferencias o de las veinte o de las mil. Así podría llamarse esta comparativa de dos edificios. Prueben, prueben. Sólo les hace iguales que ambos están en el centro de la ciudad. El destrozado, casi junto a la Plaza Mayor, en la calle Zúñiga. El rehabilitado, en la calle Muro, y tiene un uso relacionado con la educación de adultos.

Si no se interviene pronto sobre el deteriorado chalé de Villa Julia cualquier día se viene abajo. Sin contar con que a estas alturas no es de recibo que siga figurando en una de las calles más comerciales del centro un edificio catalogado en franco abandono. Dese hace casi dos décadas viene habiendo un pulso entre promotores y ayuntamiento para dar el visto bueno a una rehabilitación que, conociendo la avidez de los promotores para sacarle su jugo, ha generado el impasse.

Ignoro de qué manera habrá que modificar las normas del Plan Especial del Casco Histórico sin perjudicar su ubicación y el entorno, pero tiene que haber entendimiento antes de que llegue la ruina total. Creo además que Óscar Tusquets realizó un proyecto de recuperación interesante hace ya años. Si sigue en vigor y la promotora actual lo asume acaso Villa Julia pueda volver a mostrar sus encantos. Aunque ya se sabe, en este tiempo y en ese lugar su fin exclusivamente comercial está sentenciado.



jueves, 13 de enero de 2011

Hallazgos de últimas intervenciones callejeras


Me agradan estas intervenciones callejeras que observo de un tiempo a esta parte. Pequeños carteles artesanales (fotocopias, montajes) se disputan ciertas paredes -ya de por sí insulsas y feas- con algunas impresiones de plantilla. Intenciones más obvias en unos casos. Enigmáticas o crípticas en otros. Supongo que todas estas intervenciones tienen su significado y, además, su sentido. Y no me pasa por alto que les alienta una dirección crítica, aunque no sé si para que cale en mayorías, en minorías o solo en los propios autores.

Ignoro si la disposición en lugares que al común de los viandantes les pasa desapercibido es un triunfo o una derrota. Porque, si pasan inadvertidos, ¿para qué sirven? Y si se advierten demasiado, ¿no correrían el riesgo de ser eliminadas? Tal vez les protege su propio caparazón mediático. La manera de enfocar el mensaje, aliado con el lugar elegido, en algunos casos casi a nivel de suelo, en otros en calles de escaso tránsito, les hace permanecer. Me pregunto: para obtener ¿qué? ¿Una mera satisfacción estético-crítica-grupal o de solitarios?

En cualquier caso, hay ingenio, perseverancia y prurito satírico. ¿Son la antesala de mensajes más gordos?



lunes, 10 de enero de 2011

Simplemente la belleza (Alonso Berruguete)


Que el arte, al menos en Occidente, se ha impuesto a los mitos, leyendas y tradiciones de cualquier religión o credo no me cabe duda. Entiendo por imponerse la manera diferente y transversal, independiente y creativa, de interpretar aquellos. Poner rostro a los mitos es una audacia que los dogmas de las religiones no hubieran podido hacer por sí mismos. Es el arte el verdadero exégeta en cualquier cultura del mundo. Incluso cabría preguntarse si el arte ha avanzado porque han evolucionado las culturas o si más bien éstas han cambiado porque el arte las ha empujado. Probablemente se haya producido una relación de causa a efecto que ha dado de sí hasta lo imposible en el sistema de representación estético y expresivo, para admiración de las generaciones.


Tenía yo ganas de traer a colación aquí el sorprendente retablo de la Adoración de los Reyes, ubicado en la iglesia de Santiago. No creo que haya muchos vallisoletanos que lo conozcan, pero es digno de ser valorado. En él, Alonso Berruguete ya pone lo mejor de su aprendizaje en Italia, donde dicen que trabajó en el ámbito de los talleres de Miguel Ángel. Esta obra la descubrí hace unos años cuando la parte central del retablo, desmontada en sus tres piezas, fue expuesta en la catedral de Palencia con motivo de una de esas exposiciones de la llamada Edades del Hombre que la Iglesia pone en funcionamiento con fines catequísticos y publicitarios, aprovechando el tirón turístico.


Fue entonces cuando me impactó, en la proximidad de las obras, advertir aquel manierismo exultante de cada conjunto. Porque esta obra es un conjunto de conjuntos, donde lo que habla no es sólo la escena, ya extraordinariamente conocida en la cultura cristiana, sino cada personaje. Berruguete es la modernidad en escultura. Renacentista con ecos italianizantes en territorio de la áspera Castilla de la primera mitad del siglo XVI, su escultura es rompedora. No hay más que ver las principales obras exentas del Museo de San Gregorio, donde se puede ver la capacidad interpretativa del cuerpo humano que poseía el artista, donde los rostros son el culmen de la mística que irradia el resto del cuerpo. Sin embargo, en el retablo de los Reyes gozamos más en el trabajo de los rostros, dado que los cuerpos de todos los personajes están cubiertos por el vestido. Pero gozamos además con la disposición difícil y exitosa de las figuras. Uno, que es un mero aficionado a mirar la belleza del arte, sólo incita a no dejar pasar la mirada de vez en cuando por este retablo, porque las facetas del placer son infinitas.


sábado, 8 de enero de 2011

La calle, motorizada

Incluso los que no tenemos un especial espíritu motero disfrutamos (algunos dicen soportamos) de alguna de las parcelas del espectáculo de masas que es esto de los Pingüinos. Por supuesto, primero hay que tener talante y paciencia para aguantar las aglomeraciones y luego resistencia para adaptar la trompa de Eustaquio a los decibelios y sacrificar un rato los alvéolos pulmonares al monóxido y otras pestes.

Lo primero que piensa uno es que se trata de un encuentro hiperorganizado y con buen rodaje de la gente que lleva la moto en las venas, lo cual tiene su aliciente, nadie lo niega. Pero ésta es la primera mirada, la oficial, digamos. Lo segundo es que se trata de la fiesta de la hostelería vallisoletana. ¿Dónde comerá y dormirá tanta gente? Supongo que mañana dirá la monocorde prensa local que fue un llenazo de hoteles en la capital, el alfoz y a mil leguas. Lo tercero, que la administración se apuntará al éxito turístico de que Valladolid sale en primera plana de los telediarios por otros motivos que no sean la boca ligera del primer edil.


El paseante curioso, que normalmente huye del ruido y el follón de masas, no ha tenido inconveniente este año en meterse en harina de tubo de escape. Por si le tocaba en algo la mística particular del amante de la motocicleta. Uno, que ya peina canas, no se ve a sí mismo metido en chupa, botas, casco y traje completo, pero admira el gasto desmesurado que se exhibe en los alrededores del Campo Grande y Acera de Recoletos. Tema aparte, por no decir central: las máquinas de alto nivel que conduce el personal. ¿Crisis, qué crisis?, exclama un disidente que pasa a mi lado. Y entonces pienso en que me gustaría cuantificar la millonada en euros que hay desplegada ante mis ojos.



Para no dejarme engatusar por malos pensamientos y deseos impuros, me dedico a fotografiar detalles. La estética no tiene precio (lo tiene, y se paga) y gusta mirar no sólo el alarde mecánico de lo último, sino las viejas glorias tipo Lambretta, Montesa o Moto Guzzi Hispania (por cierto, las más fotografiadas) También algunos tipos que han llegado hasta aquí resultan curiosos en sus looks o parafernalias. Y los espectadores, pues como siempre que hay espectáculo en la ciudad. A tomar la calle y observar entretenidamente el despliegue. Se libra algún alma cándida pendiente de su galleta, que mira para otro lado.