diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 5 de enero de 2011

Luces sobre luces en Año Nuevo


Me pregunto si el alcalde será accionista de la Electra, que se decía antes. Pero no sé si por descuido, para favorecer el beneficio de las eléctricas o por celebrar la entrada de año con despilfarro, el caso es que el día de Año Nuevo todo el entorno de la Magdalena y las Huelgas tenía las farolas encendidas todavía a eso del mediodía. La sensación de gasto inútil repelía un poco al viandante. Pero ya sé: se me dirá que son de bajo consumo las bombillas. Siempre hay una explicación para todo, menos a la hora de pagar las facturas. Y también habrá otra explicación. Que la subida de las tarifas eléctricas (escandalosas y alevosas, por otra parte) cuenta con el beneplácito de la otra administración, la del Estado. Últimamente pasa mucho eso de no asumir las propias responsabilidades y hacerlas recaer en el otro.



Dejemos de lado la crítica y centrémonos en otro punto de vista. La estética producida por ese maridaje entre farolas y árboles no me disgustaba. Desde luego, causará más impacto y misterio por la noche, no lo dudo. Y con niebla, el aire de otro tiempo y otra ciudad está garantizado. No sé si se puede sacar más juego a este rincón peatonal que se forma en la confluencia de los dos templos. Muchos lo hemos conocido de puro polvoriento y sucio barrizal hasta hace escasos años. Es un espacio que juega a ser medio parque, medio plaza, sin llegar a ser ni uno ni otra. No es suficiente espacio para conformar con entidad ni una plaza ni un parque. Y el entorno es duro: los muros de dos iglesias seculares, una de las cuales rezuma bastante envejecimiento, y enseguida la calzada y enfrente el edificio de la Facultad de Medicina que no pega ni con cola con el entorno. Pero Valladolid es así. Y el paseante es benévolo también y busca el valor de lo pequeño. Más si lleva la cámara fotográfica en ristre.



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