diario de un vallisoletano curioso

miércoles, 30 de marzo de 2011

¿O mesa y mantel?



Más bien, pienso en esto último. Aunque, bien mirado, son un poco de todo. Piedras sí, forma geométrica escuadradísima también y función social plena. La disposición a la orilla de la desembocadura del Esgueva en el Pisuerga suena a merienda de domingo de otro tiempo. Tal vez un residuo, tal vez una memoria. Las riberas frondosas de la unión de estos ríos propiciarían encuentros relajados durante el verano. Allí, al borde de la represa que forma la canalización forzada del río callejero al que se echó del centro. Una sorpresa el conjunto. Y no sólo cinco piedras. Homenaje a la cantería.





2 comentarios:

  1. Habré pasado por ahi decenas de veces y núnca me he fijado. Enhorabuena por el post en concreto y el blog en general.

    ResponderEliminar
  2. Es que no es fácil darse cuenta, y eso que salta a la vista...si te arrimas. La gente pasea y toma la pasarela para atravesar el Esgueva y deja de lado ese rincón merendero.

    Gracias por pasarte. Vuelve cuando desees.

    ResponderEliminar