diario de un vallisoletano curioso

lunes, 16 de agosto de 2010

Un ángulo feliz

Son esas cosas extrañas que tiene nuestra ciudad. Ese injusto arrinconamiento de los restos del pasado que, cuando se rescataban, ya resultaba demasiado tarde o se conservaban con una identidad perdida.

Caminas por la calle de San Diego, ésa que transcurre por la trasera de Capitanía (que dicho sea de paso fue palacio real durante el tiempo que Valladolid fue corte con Felipe IV) y sale a la Plaza de las Brígidas, y de pronto te topas con el ángulo formado por dos edificios, uno de ellos nada antiguo por cierto. En ese rincón, donde se supone que pararán a mear los perros o algún beodo que otro de los que pululan en las noches vallisoletanas, distingues un fuste de columna, parte de un capitel y de un arquitrabe y te preguntas qué pinta esto ahí.

Y te indignas por ese inmerecido empotramiento entre dos casas de uno de los elementos fundamentales de una fachada. Te intriga si responde a una fachada oculta o si fue un misericordioso aprovechamiento en lugar de tirarlo o utilizarlo como cimientos de algún edificio o para decorar alguna piscina privada. Los cables del servicio eléctrico sortean a la torera este resto ignorado. Pero lo que más le hiere a este fuste huérfano es que nadie se fije en él, salvo algún que otro despistado como yo que anda mirando donde no debe. Ahora, eso sí, tratando de tener una perspectiva positiva diré que me alegro por el ángulo. Lo embellece y, acaso, lo hace feliz.


4 comentarios:

  1. Sí, es una pena que este fuste pase desapercibido, por eso te agradezco que lo menciones. Y él también desde su pétrea apariencia te lo agradece.

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  2. Marina. Me gusta tu sensibilidad. No sé si ahora pasa lo mismo, de alguna manera. Pero los paisanos han ignorado con frecuencia el valor (y no me refiero a lo estrictamente económico, que es lo que, desgraciadamente, hoy domina) de lo que han tenido.

    Se me ocurre que podríamos abrir un concurso de ideas imaginadas sobre la razón de por qué esa columna está ahí y de esa manera.

    Cosas veredes...

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  3. Los paisanos y por desgracia los más talludos y criados en anteriores épocas, siguen teniendo la mentalidad triste pero supongo que dada por las circunstancias penosas del momento, de que los monumentos "son solo piedras", con este pensamiento ha sido en España en general pero en Valladollid en particular (es la ciudad de España más deteriorada en este sentido), donde se han podido ver autenticos desmanes, del que esa columna es un triste ejemplo... siempre en pro del progreso claro está....

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  4. Vadek, bienvenido. Yo, que he vivido siempre aquí y que he recorrido la ciudad millones de veces, doy fe de lo que dices. Valladolid es una ciudad que ha crecido sobre sí misma de manera permanente e histórica, lo cual le ha creado sus dificultades y la ha condicionado para los tiempos modernos. Pero el problema ha venido recientemente. Nunca ha tenido un ensanche como otras ciudades (Barcelona, con el Eixample, o Pamplona, por ejemplo) El crecimiento producto del desarrollismo industrial de la época del dictador Franco fue lamentable: barriadas obreras de construcciones monótonas y deprimentes, alguno de esos barrios nace del propio Centro (Rondilla) Desde la transición "democrática" ha crecido casi por inercia (o mejor dicho por el ansia especuladora) en dirección Sur, como continuidad del Paseo de Zorrilla, descompensando el resto de la ciudad. Lo que después se ha intentado corregir ha llegado ya tarde y mal.

    He conocido aún durante la década de los 60 del siglo pasado cantidad de casonas, antiguos palacios, albergues, posadas, casas nobiliarias. Muy pocas han sobrevivido y las que lo han hecho se reconstruyeron más que rehabilitaron. Es decir, que aquí la dictadura ejerció su barbarie urbanística (se suele hablar de las otras barbaries pero poco de la cometida con la ciudad) destruyéndose el casco antiguo.

    En fin, que tu opinión viene a las mil maravillas. Me alegro encontrar a alguien que valora lo que ha sido. Recordar ese pasado reciente de mi ciudad me indigna y entristece. Pero es tal cual, y no por eso la quiero menos.

    Un abrazo y muchas gracias.

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