El hombre estaba allí, sentado plácida y relajadamente en un banco. Acaso el lugar le agradaba. A la vera de San Agustín, aquella iglesia sin bóveda y con la nave pelada, en una intemperie permanente, en la que jugábamos a la búsqueda de tesoros y misterios en nuestra adolescencia. Hoy esa iglesia tiene otro uso que ha permitido salvar el edificio. Es el moderno archivo municipal. Junto a un convento de época renacentista como Santa Isabel (un claustro impresionante) y la calle de Santo Domingo de Guzmán, donde se halla otro convento, el de Santa Catalina, forma un espacio de rescate de última hora que se agradece.
diario de un vallisoletano curioso
viernes, 20 de agosto de 2010
Encuentros en el casco histórico
El hombre estaba allí, sentado plácida y relajadamente en un banco. Acaso el lugar le agradaba. A la vera de San Agustín, aquella iglesia sin bóveda y con la nave pelada, en una intemperie permanente, en la que jugábamos a la búsqueda de tesoros y misterios en nuestra adolescencia. Hoy esa iglesia tiene otro uso que ha permitido salvar el edificio. Es el moderno archivo municipal. Junto a un convento de época renacentista como Santa Isabel (un claustro impresionante) y la calle de Santo Domingo de Guzmán, donde se halla otro convento, el de Santa Catalina, forma un espacio de rescate de última hora que se agradece.
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