diario de un vallisoletano curioso

sábado, 28 de agosto de 2010

El jardín de las estatuas

En mi niñez, el viejo Hospital daba repelús. Y probablemente era lo mejor que había. A su lado se levantó más tarde la nueva Facultad de Medicina, pero el edificio antiguo seguía transmitiendo abandono y tenebrismo. En parte por su estructura, muy semejante a la de las cárceles modelo. Tal vez un concepto de distribución interior de salas que igual podía valer para un roto que para un descosido en materia de masas humanas.

Tras aquel uso creo que estuvo cerrado bastante tiempo y luego debió ser ocupado temporalmente por el Conservatorio de Música. Sólo recientemente se utiliza como Escuela Taller dependiente de la Diputación. Y la verdad es que el exterior, al menos, es otra cosa. La generación de una zona de hierba visible desde la calle, aprovechando los árboles que ya había ya es mucho. Si a eso se añade una serie de esculturas la sorpresa es mayúscula.


Algunas objeciones. Sobran los coches de aparcamiento: demasiada costumbre la de este país en que los cargos aparquen a la puerta misma de la oficina. Aún son escasas las esculturas, podría ampliarse su dotación, siempre que se mantuvieran planos de perspectiva suficiente y no se agobiaran unas a otras. Tal vez la zona verde debería ser algo más jardín incluyendo plantas y flores. Y de los autores de las esculturas...o no me fijé o no consta por ninguna parte la autoría.

Ignoro si la puerta está abierta sólo en horas de trabajo, pero debería potenciarse el espacio y que los ciudadanos pudieran entrar en este patio verde los fines de semana. Me parece que, aunque sean escasas las obras, el lugar atrae. Y no veo mal esa escalera de cristal o metacrilato que se ha añadido a la antigua edificación. Da la sensación de que también es una de las esculturas al uso. Una grata sorpresa. La ciudad gana con estas iniciativas que no son tan insignificantes.

7 comentarios:

  1. Así es, al español le cuesta hacer el mínimo esfuerzo... aparcar en la puerta de cualquier sitio es imprescindible. Esta semana hablaba de este tema:
    - una señora, que tiene un campo entero para aparcar en la calle y estaciona en doble fila, cerrándo ese carril al tráfico, para comprar una barra de pan en la mismita puerta de la panadería!
    - na vecina mía que, al vivir en el pueblo tenemos unas sendas y caminos entre pinares fabulosos ara andar, se va al gimnasio del pueblo para caminar sobre esas cintas tontas automáticas.
    - otra vecina que va al gimnasio en coche y está a DOS CALLES!!!

    Sólo observando al personal, se da una cuenta de que este país no puede prosperar, ni valorar de forma crítica, ni nada de nada...

    Disculpa, me he ido algo por las ramas, pero tienes tanta razón!

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  2. Las esculturas son geniales, sobre todo la del anciano que arrastra cabezas! Qué representa?

    ResponderEliminar
  3. No, Verónica, no te has ido por las ramas. Un tema lleva a otro siempre. Y al final nos interesa el árbol o, mejor dicho, incluso el bosque. Y refrendo tus observaciones. Hay una especie de mentalidad en este país nuestro de ser jetas, creer uno que la calle sólo es suya, que puede hacer lo que le da la gana, sin pensar en que está ocupando espacio PÚBLICO, y mientras esa mentalidad no cambie no nos extrañemos luego de la actitud que existe sobre temas superiores.

    Como ya digo en la entrada, ignoro títulos y obras de autores de las esculturas, a ver si me entero. Arriesgo la opinión de que lo que arrastra el hombre de las cadenas son máscaras. ¿Máscaras de cómico? ¿Máscaras de la propia existencia? La interpretación está abierta.

    Gracias por tu opinión, un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Que razon tienes amigo...
    Pocos ciudadanos conocen estas estatuas.
    Un saludo.

    ResponderEliminar
  5. Si te enteras, Miguel, de algo más sobre ellas, comunícamelo.

    Por otra parte, creo que son pequeños lujos que no debemos ocultar.

    Saludos.

    ResponderEliminar
  6. Pues te va a sorprender, Bati. Me gustaría que hubiera más y con indicativos discretos. En estos espacios tan importante es la obra en sí como el entorno y cualquier aditamento. De nada sirve que se coloquen obras escultóricas y plantas si luego se sitúan automóviles en la cercanía. No creo mucho en la sensibilidad por el arte y la cultura por parte de las instituciones, organismos y entes públicos varios. Se hacen cosas para quedar bien y sacar pecho, pero falta mucha sensibilidad todavía.

    Ya me dirás qué te parece. Besos.

    ResponderEliminar