diario de un vallisoletano curioso

sábado, 25 de septiembre de 2010

El Torreón seguirá siendo El Torreón

Siempre me llamó la atención esta huella de la ciudad. Mucho más allá de la Rubia, ya en la carretera de Rueda, ha permanecido ruinoso durante bastantes años. Si antes era la seña de identidad de una pequeña y apartada barriada de casas molineras, ahora es como una pieza de museo integrada, próxima a la rotonda de Vallsur. Puede que sea resto de alguna edificación antigua perteneciente a una finca, pero el vecindario lo conoce como El Torreón por razones obvias. Incluso muchos lo llamaban El Fielato, si bien parece que la caseta de los arbitrios municipales estaba un poco más allá.

Hoy se halla restaurado, cierto, pero a precio de vincular su destino a un espacio que se podría llamar plaza-jardín, que pretende ser un monumento a las ciudades hermanadas. Este tema de las ciudades que se hermanan parece muy bonito pero a la vez muy chocante: Valladolid se hallaría hermanada con lugares tan dispersos en distancia física y en calidad urbana como Boston, Lille, Morelia, Florencia, Orlando, Lecce y Ahmedabad. No sé muy bien los fines prácticos (los teóricos siempre están cargados de buenas intenciones) de los hermanamientos. Supongo se limitan a unas relaciones meramente formales o de intercambio de ciertas actividades de baja intensidad. También me resulta curioso por qué hay que hermanarse con esas ciudades y no con otras. De momento El Torreón ha dejado de existir nominalmente. Ahora se ha bautizado el lugar con el rumboso nombre de Plaza de las Ciudades Hermanadas, pero el poder de la imagen del Torreón frente al monumento adjunto es superior y se le seguirá llamando al lugar El Torreón.


Lo que más me ha chocado es el nuevo y supuesto monumento. Cuando me he acercado he tenido una sensación extraña. La morfología ¿urbana? del mismo me recordaba más las calles de un cementerio que las de una ciudad viva. Supongo que los arquitectos diseñadores habrán sugerido los monolitos de base cuadrangular con alturas diferentes precisamente para transmitir la idea de que se trata de edificios. En todo caso sugerirían edificios de ciudades del tipo de desarrollo occidental moderno. Pero por más que le buscaba sentido me sentía caminando por una necrópolis. Puestos a ser más benévolos, me recordaba también un montaje de stands de la Feria de Muestras. ¿Para vender un hermanamiento? No se puede decir que se hayan esmerado demasiado. En un lateral de algunos de estos paneles lucen fotografías de monumentos representativos de esas ciudades. Mi percepción es que la belleza la he encontrado más en el césped y en algunas plantas del perímetro, incluido el árbol tradicional, que en esos pilares huecos.

El Torreón es mucho torreón. Su entidad arquitectónica desplaza el espacio adjunto, de escasa originalidad. Da la impresión de que éste se ha metido con calzador. Pero al menos, si se trataba de evocar a las ciudades mencionadas podría haberse diseñado algo más hermoso e imaginativo. O este monumento es de bajo coste o se están perdiendo las referencias de las alegorías y los simbolismos. Y, desde luego, la estética me parece que brilla por su ausencia. Pero mi opinión es muy particular, oigan. Nadie tiene por qué hacerme caso.

11 comentarios:

  1. Sí, tiene un aire a los cementerios anglosajones, mismamente el cementerio de Arlington

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  2. Ogggggg, pero sin caídos de sangre. Aunque las caídas estéticas son tan fúnebres, que matan el espíritu creador.

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  3. Mi abuela Petra vivía en la calle Final. Junto a la pradera, cerca del Torreón, jugué muchas veces.
    Ahora me resulta completamente irreconocible.

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  4. Uffffff, lo que veo chungo es que la estética/urbanismo anglosajones parecen colarse en la Vallis tolitum, a ver si lo podéis parar...

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  5. Diego. No me extraña lo que dices. Todas esa zona ha sido muy codiciada por la "economía del ladrillo". Me sorprende, no obstante, que permanezcan las casas molineras, no sé si se han salvado por casualidad o por qué. El desmedido crecimiento en dirección sur de la ciudad durante los últimos treinta años trae esta desfiguración de tus imágenes de infancia. Si yo te contara de otras...

    El tema urbanismo es largo y da para tomarse varios cafés. Cuando te venga bien, nos tomamos alguno.

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  6. Marta, se agradece tu deseo. Pero hay mucha macarrería con aires de diseño moderno. Por otr aparte, Valladolid es una ciudad con extrañezas y enigmas en su historia. Ni siquiera está claro que esto sea el Vallis tolitum que mencionas, pero me atrapa esta suerte de indefinición que se pierde en el tiempo y en el espacio.

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  7. Efectivamente es el lugar ideal para convocar a los regidores de las citadas ciudades en acto de confraternización.

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  8. Yo lo conocí como vivienda de la familia que tenía la huerta que había donde se ha puesto ahora ese sin sentido -un atentado al buen gusto- de la plaza de las ciudades hermanadas.

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  9. Jesús Serrano. Bienvenido. No sé si interpretarme en clave de ironía o de convencimiento. Por otra parte, dudo de que los regidores de Boston o de Florencia aparezcan por aquí para un mero acto de no se sabe qué. Mandarán a uno de tercera fila. ¿Y qué entendemos por confraternización entre ciudades?

    Disculpa, pero me obsesiona aclarar conceptos, un abrazo.

    Saludos cordiales.

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  10. Pedro. Me quedo con tu frase calificativa. El buen gusto escasea entre la actual corporación municipal. Y la imaginación, ah la imaginación. Es pedir demasiado.

    Buen miércoles.

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  11. Como bien has supuesto, era una ironía. Gracias por la bienvenida.

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