diario de un vallisoletano curioso

jueves, 31 de mayo de 2012

La Estación echa una mano



La ruta de monumentos vivos de Valladolid continua. Porque ¿qué serían de nuestras edificaciones civiles y religiosas sin un punto de sal y sandunga? Visto cómo está el panorama social, y puesto que no pasa un día en que no haya protesta y causa razonada para protestar, creo que los monumentos de la ciudad cobran otra perspectiva. Uno quisiera que no; y que viviésemos, como suele decirse, en el mejor de los mundos. Pero lo que se creyó ingenuamente casi el mejor de los mundos y una de las primeras potencias, resultó ser de trampa y cartón. Con mucha corrupción y poca solidez honrada en los negocios. Los afectados por la caída en picado de la economía y por la aplicación de medidas duras en las empresas protagonizan la ciudad y se hermanan con los monumentos. ¿O es también a la inversa? La bendita estación de ferrocarril, largamente centenaria, echa una mano a los obreros de Albitren y presta solidariamente sus rejas y el parquecillo de entrada para las reclamaciones. Esto fue ayer, pero que quede constancia. 




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