diario de un vallisoletano curioso

domingo, 1 de abril de 2012

Vicente Escudero, metal y brillo



En un rinconcito del Centro Cívico Vicente Escudero, en la calle Santa Lucía, me topé con el bailaor. Tiene otra estatua dedicada por el Campo Grande, más clásica tanto en pose como en material. La de Santa Lucía la encontré rompedora. El tamaño, la genial ocurrencia de taladrar rostro, manos y pies, con lo que se logra mayor proyección del volumen, y el acero de efecto reflectante dota a la obra de una originialidad que rompe lo común y antiguo que abunda por la ciudad. Te apetece mirarla desde adelante y desde atrás, distanciarte y arrimarte a ella. No obstante su considerable tamaño resulta atractiva y acogedora. Y el efecto de baile resalta, generando una dinámica espectacular. ¿Todo perfecto? No, en mi modesta opinión. Sigo pensando que no se sabe ubicar bien las esculturas modernas en la ciudad. Mi opinión es que ésta de Vicente Escudero está pidiendo a gritos tener más amplitud y vacío en su entorno, y no es por desmerecer el rincón del Centro Cívico, pero la calle Santa Lucía es una calle de tránsito sin más, y se la condena a pasar un tanto desapercibida. Leo que sus autores, porque la hicieron entre tres, son Ostern, Javier Bustelo y Juan Villa.

Para quien desee saber más sobre el tema, le remito a la siguiente información:





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