diario de un vallisoletano curioso

lunes, 19 de diciembre de 2011

Lo que va de un espacio a otro


No es solo siglo y cuarto lo que separa al Pasaje Gutiérrez de Ikea. Ni que el primero está en el corazón de la ciudad y el segundo pertenezca a un municipio próximo, pero no a la ciudad, y ande perdido por los campos de Arroyo. Ni que el primero era reflejo del pequeño comercio local en su tiempo y el segundo es una gran superficie sueca, ardientemente deseada por el homo consumidor. Ni que el Pasaje fue un fracaso, porque la capacidad adquisitiva de los paisanos no daría para mucho, y el comercial Ikea tiene visos de arrasar.

Cierto que ambos responden a modas. El Pasaje a una europea y cosmopolita que los arquitectos diseñaban en las grandes urbes de la Europa próspera. En este sentido es un milagro que Valladolid, a su modesta escala, disponga de unas galerías de esa clase. E Ikea responde a la generalización mundial de un modelo basado en muchos metros cuadrados de superficie y en distintos planos. También hay una diferencia estética. El Pasaje es un monumento, un lugar bello, no obstante su infrautilización comercial. Un espacio donde te aíslas y te proteges. El nuevo centro comercial de Ikea posee las caracterísiticas del gran almacén opaco, donde vas a buscar el objeto por el objeto, y los hay a millones, pero donde todo es funcional y con sus servicios, pero para aguantar el paso diario de miles de pisadas. No es un espacio para el arte, precisamente.

Tiempos de consumo, limitados por la propia capacidad adquisitiva del individuo. Pugna por el precio y ya me dirán ustedes quién compite con aquellos PVP marcados para esos artículos made in China de que está a rebosar la nueva superficie. Los nuevos templos de la fe en las mercaderías irrumpen una vez más en nuestra ciudad creando dudas, desajustes, temores y sentencias draconianas en ese parqué de la oferta y la demanda que come a los seres humanos.


jueves, 15 de diciembre de 2011

El otro Arco que no lo es


Éste es el otro Arco de Ladrillo. Pero solo de nombre. Porque ni hay arco ni ladrillo. Hormigón puro y duro para un paso elevado que alivia la congestión pero no la estética ni la comodidad del entorno. Bueno, tampoco está tan clara la pureza del hormigón, puesto que parece que en algunas ocasiones han tenido que efectuar reparaciones. Desde luego el aspecto no es precisamente atractivo. Cumple su cometido, canalizar el tráfico por encima de las vías del ferrocarril conectando García Morato con la Carretera de Madrid. Pero a un coste elevado en falta de armonía y mucha interferencia con los edificios de la zona.

En la última foto se advierte a duras penas el viejo Arco de Ladrillo, el de verdad, apenas insinuante y prácticamente eclipsado por el mazacote de cemento. Y además ese pilar robusto interfiriendo la calzada que conecta Recondo con la calle Puente Colgante, donde los coches tienen que hacer siempre una ese para toparse con el muro. Teníamos esperanzas de que con el soterramiento de las vías quedara liberada esta encrucijada de calles. Pero da la impresión de que el Plan Rogers y compañía va para largo, si va, y hay paso elevado para tiempo. Es decir, fealdad, invasión y la exhibición de un material, que puede ser muy práctico y hasta cierto punto resistente, pero nada atrayente a la vista.








lunes, 12 de diciembre de 2011

La parte de atrás



A veces conviene ver las cosas por la parte de atrás. Diariamente se nos somete a la contemplación de demasiadas fachadas huecas o múltiples imágenes inútiles que se nos venden como el no va más. Da igual que sea un producto del mercado o un programa de televisión o una advocación religiosa o el futuro de la Unión Europea. Siempre conviene mirar por todas partes antes de decidir si nos lo pedimos. Pero eso si nos dejan optar. Desde luego en las decisiones sobre la Unión Europea poco o nulo margen nos han dejado. En las de la Cumbre del Clima de Durban, ninguno. Nos han camelado tantas veces con una fachada de cartón piedra o virtual que cuesta confiar. Esta vez ni siquiera el paseante curioso ha querido pasar por delante del camión de atracciones. El tren de la bruja le da vértigo, porque perdió el tiempo de la inocencia hace mucho, así que decidió ver la tramoya desde atrás. Muy anodino todo. Lo de Eurolandia no tiene pérdida, en estos tiempos en que hay que hacer tantos actos de fe en el futuro político del continente.


.

jueves, 8 de diciembre de 2011

El Arco de Ladrillo, ¿selvático o enjaulado?


Mi recuerdo de infancia cuando salía de Valladolid en dirección sur era estar pendiente de pasar bajo el arco de ladrillo. El Arco, mejor dicho. Seña de identidad como pocas para los vallisoletanos y sin embargo hoy casi olvidado. Naufraga entre esa ímpresión de restos selváticos (jungla urbana, suavizada por los árboles que aún sobreviven a sus pies) y enjaulamiento, catenaria y postes de por medio. No traigo aquí la verdadera losa del Arco: el paso elevado para el tráfico que creció a su lado allá por los sesenta del siglo veinte, cuyo estado de conservación es mucho más dudoso desde su estructura de hormigón que el Arco de Ladrillo desde su alma pura de ladrillo.

Arco de Ladrillo. Puede que los viajeros de hoy ni se enteren, y menos con el AVE, de su existencia. Y menos de que se trata de un monumento. Pero él mismo, conserva en su rostro interior la memoria de las locomotoras de vapor y suma ademá el vértigo de nuestro tiempo. Invito a los paseantes a que dediquen una parada y un punto de reflexión sobre el tránsito del tiempo. Y sus huellas. El mejor homenaje.









sábado, 3 de diciembre de 2011

¿Un Parque Arqueológico en la Antigua? ¿Por qué no?


Les pillé esta mañana a la entrada de la calle Mantería, donde habían instalado una mesa informativa y de recogida de firmas para impedir la construcción de un nuevo aparcamiento de coches subterráneo en los terrenos colindantes con la Antigua. Salvemos la Plaza de la Antigua y sus restos arqueológicos es, pues, el título de la campaña que siguen realizando las entidades cívicas Ecologistas en acción, Federación de Asociaciones Vecinales e Izquierda Unida. La recogida de firmas va dirigida al alcalde de Valladolid y a la consejera de Cultura de la Junta. Ya llevan tiempo con este toque de atención los entes citados, pero no quieren bajar la guardia porque sabida es la poca atención que desde el Ayuntamiento se presta a las iniciativas razonadas por los vecinos sobre temas de interés.




No en vano recuerdan que el actual y tan próximo parking de Portugalete fue declarado ilegal por los tribunales y piden se protejan los restos arqueológicos hallados, que proceden de época romana, que han sacado a la luz necrópolis y ocupación medieval y restos de siglos posteriores. Y es que la elevación que ocupa la Antigua ha sido objeto histórico de asentamiento permanente, creciendo sobre sí mismo en diversas épocas. ¿Se limitan estos ciudadanos con conciencia cívica a denunciar lo que consideran negativo? En absoluto. Proponen además la creación de un pequeño Parque Arqueológico en la zona que sea una referencia en superficie al pasado secular de la ciudad.




Es obvio que las agrupaciones que promueven esta campaña son hoy por hoy una buena levadura, representan la conciencia crítica de la ciudad, aunque el alcalde los perciba como los malos de la película. Algunos de los viandantes que pasaban por Mantería comentaban que si hubiera en la ciudad más gente y más grupos con este talante activo, dialogante y sesudo otro gallo nos cantaría. Hubo quien añadió: y es que todo no consiste en votar cada cuatro años y dar un cheque en blanco, oiga. Afortunadamente, la sociedad es plural y se construye tanto desde este tipo de iniciativas como desde los plenos municipales. O acaso más.



Para más información, consultar en http://www.vecinosvalladolid.org/








jueves, 1 de diciembre de 2011

¿Confluencia u origen?




Perspectiva aérea en el corazón de la ciudad. Donde la Bajada a la Libertad y Cánovas del Castillo confluyen. Las ha parido la Plaza de la Fuente Dorada. El efecto de las nuevas edificaciones -rehabilitaciones a toda banda de por medio- da una nueva imagen más moderna. Respetándose la fisionomía tradicional de ambas calles. Fotografía tomada desde la Óptica Blanco.