diario de un vallisoletano curioso

viernes, 30 de marzo de 2012

Vallisoletanos que dan la cara



Los monumentos pueden esperar. Porque no hay monumento mayor que los ciudadanos y sus vidas. Ayer plantaron cara a los problemas y a las perspectivas nada halagüeñas que se ciernen. Que se tenga en cuenta por parte de los gobernantes de aquí y de Bruselas para cambiar el rumbo es dudoso. Ciertos políticos se han distanciado de la sociedad. Pero la gente emite su voz y su palabra. No es necesario decir más. La imágenes ya hablan por sí mismas. La masiva presencia callejera, la espontaneidad de los estudiantes, la movilización sindical y el acompañamiento de miles de ciudadanos comunes refrendaron el deseo tan simple de que la llamada crisis no la paguen siempre los mismos. Los carteles que se leen ya dicen mucho. Estos son testimonios. Todos somos testigos. Que no se diga nunca que los vallisoletanos no plantan cara.


























miércoles, 28 de marzo de 2012

Pancarta



Una pancarta modesta. Un mensaje contundente. Representación también de la vida ciudadana. Imagen tan digna de ser considerada como las caritas angelicales de los administradores que salen en las fotos mediáticas todos los días. Ciertamente, también excepcional. Al menos, hasta ahora. Instantánea tomada en el túnel de Las Delicias. Barrio de siglo y medio largo de hábitat obrero, por mor de aquel ferrocarril que hizo crecer la ciudad. Y que a veces no recuerda con suficiente claridad y gratitud su pasado.

martes, 27 de marzo de 2012

Ricote: el paso a uno de los corrales desaparecidos


Se conserva como calle Ricote, aunque también se le conoce por su nombre antiguo de Corral de Ricote, personaje del que no se sabe nada. En realidad es un largo pasadizo que desemboca en un portalón tras el que solo hay traseras de los edificios circundantes. Antiguamente este pasaje sería la entrada a un corral donde, según registra la placa moderna que hay en su entrada, tendrían situados sus talleres y/o sus puestos de venta los coleteros. Supongo que este oficio sería el que deja constancia el Diccionario de la RAE:

coleto1.(Del it. colletto). 1. m. Vestidura hecha de piel, por lo común de ante, con mangas o sin ellas, que cubre el cuerpo, ciñéndolo hasta la cintura.






La entrada a este pasadizo está abierto a cualquier viandante, si bien casi todo el mundo lo ignora. Se encuentra en la Plaza Mayor, prácticamente al comenzar la calle Pasión. Aunque los muros están encalados, hay restos de materiales de edificaciones antiguas, a base de ladrillo, madera y piedra en su base, como se decía en la entrada anterior. A mí me parece un resto a conservar, pues es representativo del tipo de construcciones que la ciudad ha tenido en siglos pasados. No es el único acceso a corrales, hay más en la acera de Ferrari y en la Plaza Mayor, si bien inaccesibles para el paseante.  










sábado, 24 de marzo de 2012

Nuestros elementos



madera

del crecimiento del árbol a su tala a columna de un entramado de edificio a alimento de termitas; procesos en cadena donde la naturaleza y la mano de los hombres y de otros animales crean una cinta sin fin. 




barro

que es ya elaboración, trabajo de sol, de agua y de fuego, y esa mano humana que los traduce en elementos para el hábitat; nuestra ciudad es una ciudad fundamentalmente de ladrillo.




piedra

extraída de las canteras calizas, talladas y escuadradas para formar basamentos de muros.




Conclusión: de la sencillez hasta la necesidad y la sofisticación. Todos estos elementos, más o menos en desuso, o reconvertidos, son historia vallisoletana. ¿Por qué se habla solo de historia cuando se cita a hombres, reyes, caballeros, clero, políticos y menestrales? Sin los elementos primigenios la historia posterior, la humana, no se hubiera desarrollado. Y viceversa: el entendimiento humano reconvierte los materiales en origen. Sin la mano obrera y artesana el material no se hubiera movido de su origen. Quien piense que la sofisticación, el avance perfeccionista de las nuevas técnicas y el resultado final de los productos actuales de construcción y diseño son solo patrimonio de nuestro tiempo, que mire esas fotografías. Que medite. Que las observe de cerca y las toque. Las hay por tantas partes de la ciudad. Son formas de la belleza. Ya os diré dónde están estos símbolos vivos.


jueves, 22 de marzo de 2012

Una vuelta por La Pilarica



La Pilarica fue durante un tiempo uno de mis barrios de infancia y posteriormente también de juventud, aunque por quehaceres diferentes. Lo conocí cuando aún no había llegado el asfalto ni esa antiestética alambrada que cerca la longitudinal del tren. Porque La Pilarica es un barrio obrero dividido en dos por el ferrocarril. En su tiempo, una especie de arrabal de la ciudad, al que se añadió el barrio Belén, si bien éste, más recoleto, queda solamente a un lado de la vía.

Las fotos que se muestran aquí corresponden al corazón del barrio, a lo más antiguo. Sabido es que en los últimos años se ha construido en una zona más amplia, más allá de la carretera de Circunvalación (ahora Paseo de Juan Carlos I), lo que se llama Plan Los Santos-Pilarica. Un tanto parado por efecto del estallido de la burbuja inmobiliaria.

La iglesia, de principios del siglo XX, se convirtió en el icono por excelencia del barrio, compartiendo simbolismo con las vías del ferrocarril. En esa vuelta que me he dado por el barrio he podido comprobar que la imagen y tipología de edificaciones en sus calles ha cambiado un poco. Hay casas nuevas, respetando las alturas de las primitivas molineras y persisten, como en toda la ciudad, las típicas viviendas de la década de los sesenta. Todavía se ve la huella del reclamo reivindicativo en algunas pintadas. Muchas de sus mejoras han sido batalladas por la Asociación Familiar desde los años previos a la transición.

 

















domingo, 18 de marzo de 2012

Entre el oro, el oropel y la galaxia



Uno se encuentra por la calle de todo. Supongo que estas imágenes no serán estrictamente vallisoletanas pero me las encontré por sus calles. El papelito de Compro oro estaba colocado en los parabrisas de los coches, una manera ya lejana de publicitar un nuevo club, la penúltima pelu o la anteúltima tienda de aceitunas. El objeto que compran o que venden, vaya usted a saber, ya venía anunciándose por el procedimiento de coches aparcados en la vereda. Pero nunca había visto que se intentara captar tesorería a través de las imágenes de dos personajes ciertamente involucrados en el actual momento económico del país, de una manera u otra, y a los que los electores nos les deben ver tan opuestos. 

Tal vez por esa razón también ande desplegado por las paredes el galáctico Darth Vader, no sé si ojo avizor, a la espera de una metamorfosis o en busca de una redención que no solo empeña a los políticos de la viñeta o a los personajes de Star Wars, sino a los curritos y jubilatas españoles. Todo tiene pinta de que tanto oro se va a quedar en oropel, cuando no en llanto y crujir de dientes.


viernes, 16 de marzo de 2012

La ciudad que crece sobre sí misma


No me digan lo que oculta ese bloque que hay junto al Cafetín, ante la Catedral. Pero alguien tuvo la feliz idea hace tiempo de pintar sus caras. ¿Pintarlas? Yo diría que más bien saca la lengua al desaguisado urbanístico. Así, cada lado reproduce la fachada y los lados de un edificio, con sus ventanas y persianas a distintas alturas. De lejos me hizo creer que se trataba de los hexagramas del I Ching. Pero no, no es arte de adivinación, sino algo menos posibilista. Una simple foto de lo que acontece por calles y plazas de la ciudad desde el descarado proceso desarrollista de Valladolid. Un cheque que nos dieron para el progreso, pero a largo plazo sin fondos. Me gusta el humor satírico. Y esta intervención, tan prudente en apariencia, lo tiene. Además, no sé qué urbanistas dijeron hace años que Valladolid es una ciudad que crecía sobre sí misma. Tal vez de fe de ello esta pintada con ojo crítico.